Mientras que la cantidad de calor necesaria para elevar la temperatura de un sólido a un líquido de t a t´ está bien determinada, porque estos cuerpos son prácticamente incomprensibles, aquella no puede definirse de la misma manera para un gas, porque depende de la forma como este se ha calentado. Se consideran para los gases, como se ha hecho en el caso de la dilatación, dos calores específicos, según el calentamiento se produzca a volumen constante o a presión constante.
Para los gases que están a una temperatura bastante por encima de su punto de licuefacción, el calor especifico depende muy poco de la temperatura. Para presiones bastante elevadas, es decir, del orden de cien atmósferas la variación que se produce no es despreciable.
El calor especifica de los gases a presión constante es el cociente entre la cantidad de calor entregado a un gas, manteniendo constante su presión, el producto de su masa por la variación de temperatura. (fuente)
Para los gases que están a una temperatura bastante por encima de su punto de licuefacción, el calor especifico depende muy poco de la temperatura. Para presiones bastante elevadas, es decir, del orden de cien atmósferas la variación que se produce no es despreciable.
El calor especifica de los gases a presión constante es el cociente entre la cantidad de calor entregado a un gas, manteniendo constante su presión, el producto de su masa por la variación de temperatura. (fuente)
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